Imagina una realidad donde el aborto es obligatorio para las mujeres que quedan embarazadas por primera vez. Ellas no tienen otra opción, porque así lo establece una ley aprobada por el Estado y apoyada por la sociedad. Por supuesto, hay mujeres que se oponen a esta medida, pero, como son minoría, entre la población, se les ignora, y simplemente, cuando se da el caso, ellas tienen que acatar lo establecido, y abortar el futuro que tenían planeado. Es injusto, ¿no? Obligar a las mujeres a abortar, a hacer algo que no quieren, solo porque el gobierno lo dice y no contempla otra alternativa, no contempla que cada mujer es diferente. Solo piensa que es lo correcto.

Imagina otra realidad en la cual, el Estado solo permite el matrimonio entre personas homosexuales, porque piensan que es lo natural. Las parejas del mismo género son las socialmente aceptadas, y las únicas aptas para criar niños. Obviamente también hay parejas heterosexuales, y estas protestan por obtener los mismos derechos; sin embargo son marginadas y discriminadas por la mayoría de personas. Es que en esta realidad lo moralmente aceptable son las parejas, hombre con hombre y mujer con mujer, lo demás es antinatural, enfermedad, locura y por eso se rechaza. ¡Qué triste!  ¡El Estado y la sociedad te ordenan a quién debes amar y a quién no!

Imagina una última realidad, donde se imponga consumir drogas. El gobierno obliga a la población a consumir regularmente drogas, porque se dio cuenta que las ventas de estas le generaba muchos ingresos. La gente tiene que comprar y consumir, por lo menos 3 veces a la semana, cualquier tipo de droga (coca, marihuana, éxtasis, LSD, etc.). Y lo peor de todo, es que las personas que no están de acuerdo con esta medida, son llevadas a las cárceles donde las autoridades las fuerzan a consumir.

Qué infierno sería la vida en cualquiera de estas 3 realidades, para las personas que no estuvieran de acuerdo con el Estado y ni sigan lo socialmente y moralmente aceptado. Una mierda, ¿No les parece?