Los políticos pueden mentir...
... y olvidar.
Ya estaba todo listo para que las grandes corporaciones del Perú siguieran en el poder: el candidato que habían "auspiciado" acababa de ganar las elecciones presidenciales.
Los grupos económicos de este país depositaron toda la fe del mundo en su candidato. Este primero fue un congresista de perfil bajo, proveniente de un partido que se disolvió más rápido que una Sal de Andrews. Se unió a un partido tradicional, donde siempre seguía las órdenes de sus colegas. Nunca protestaba por algo que no le parecía correcto y era él quien daba la cara a la prensa cuando su bancada se embarraba de mierda. Era todo un tonto útil, lo único rescatable de su corta carrera política es que nunca hizo nada deshonesto (coimas, cutras, lavado de dinero y otros hobbys de nuestros políticos nacionales).
Al enterarse de la existencia de este sujeto, los gerentes de las empresas más poderosas de este país se reunieron con él para pintarle la cancha. Lo invitaron a un restaurante caro, le contaron sobre todo el dinero que manejaban y el poder que tenían dentro de cualquier institución del Estado. Luego lo llevaron a un Night Club, le pusieron el trago y a las putas más hermosas durante toda la noche. A la hora de despedirse, le dijeron: "Piénsalo".
Al día siguiente, este sujeto se reunió con los dueños de los principales grupos empresariales, es decir, los jefes de los gerentes que le tiraron el maíz. Al parecer ya lo había pensado.
Los hombres más poderosos de este país le enseñaron cómo funcionaban las cosas en la política peruana. Ellos le dijeron: "Nosotros te ponemos el dinero, los congresistas, los medios de comunicación, los votos, saboteamos a los otros candidatos, te conseguimos apoyo de otros políticos, literatos, artistas, cumbiamberos, etc."
Luego le explicaron lo que él tenía que hacer: "Tú solo tienes dos misiones, la primera es no cagarla. Sabemos que eres un hombre tranquilo, pero igual, nada de putas, negocios bajo la mesa, borracheras o consumo de drogas. Aguántate estos meses, una vez que tengas la banda y a nosotros atrás, puedes cogerte hasta al cardenal y nadie te va decir nada. La segunda y más importante es que tienes que mentir, prometer cosas a los cholitos, serranos, Ashaninkas y demás cojudos de nuestro país. Miénteles, diles que les vas dar trabajo, promételes que vamos ir al mundial, que se les dará buena educación a sus hijos, que la minería no le va quitar sus tierras, etc. La clave para llegar a Palacio es mentir, ¿Entiendes?"
El sujeto se quedó mirando a ese grupo de tiburones, esbozó una sonrisa reconfortante, y respondió: " Claro que entiendo, si quiero llegar a Palacio, debe mentir, prometerle a cojudos cosas que no haré, para así conseguir su apoyo y una vez que tengo el poder, los mando a la mierda. Ya la capté."
Así fue como este sujeto, llegó al poder. Los ricos no podían estar más contentos, durante toda la campaña electoral, nadie pudo sacarle un trapito sucio a su candidato. Aparte este hizo todo lo que le ordenaban, toda probabilidad de perder el poder se había esfumado en la mente de estos señores.
Llegó el 28 de Julio y los grandes vencedores de siempre se habían reunido en uno de sus clubes aristócratas para escuchar el discurso que habían redactado hace unos meses atrás, para el, ahora, Presidente del Perú. Sin embargo, el mandatario no empezó con la frase que ellos le habían escrito.
El recién electo Presidente empezó su discurso así: " Querido pueblo peruano, tengo que reconocer que para llegar aquí tuve que mentir y prometer cosas que nunca haré. Al principio pensé que no podría con esta farsa y que me descubrirían, pero al final lo logré. Pude mentirle todo este tiempo a una sarta de cojudos, malnacidos que se creen nuestros dueños. ¡Se la comieron toda imbéciles! y ahora que estoy en el poder voy hacer lo que ustedes me aconsejaron, los voy a mandar a la mierda, pero antes los voy cazar y hacer pagar. Es más en este momento la policía está yendo a sus casas, para arrestarlos ¡Los cagué infelices!"
Los ex dueños de nuestro país estaban congelados, se miraban entre ellos como preguntándose: ¿Es verdad, lo que está pasando? ¿Nos agarraron de cojudos? Sin embargo, al escuchar el ruido de las sirenas de la policía acercarse, dejaron de pensar y empezaron a correr como ratas.
Lástima que no pudieron escuchar la última parte del discurso, cuando nuestro aún actual presidente dijo: " Peruanos les devuelvo su país, si quieren otras elecciones, las convocaremos. Si quieren cerrar el Congreso, lo cerraremos. Si quieren botar a ciertos inversores, los botaremos. El país, ahora es suyo, ámenlo y defiéndanlo con sus vidas. No dejen que lo vuelvan a vender. Mi trabajo aquí terminó, el suyo recién empieza”.