Los ricos también abortan
Pero no se manchan
¡Estoy embarazada! – le dijo llorando a su padre. Su “Babbo”, como ella lo llamaba de cariño, la abofeteó varias veces esa noche. ¿Cómo has podido manchar el apellido de la familia así? – le gritaba –. ¿Cómo puedes ser tan puta a los 17 años? – la insultaba.
Esto no puede quedar así – le dijo el señor Vincenzo Riso Patrone al día siguiente a su mujer. No te preocupes – lo calmó su esposa, mientras le servía el desayuno – hoy mismo llamo a Gochi Benavides para que me dé el número del médico que le solucionó el mismo problema a su sobrina – dijo confiada. Eso espero, entre más rápido se solucione, mejor – replicó el señor Vincenzo –. Esto en parte es tu culpa, nuestra hija sacó tu inteligencia – le señaló a su mujer mientras terminaba de comer su pan –. La llevas a la iglesia para que se confiese. ¡Ojo! solo con el padre Cipriano – le recordó enérgicamente a su mujer antes de irse a trabajar.
Dos días después madre e hija salían de una reconocida clínica Limeña. La menor fue para una "consulta" con uno de los ginecólogos más prestigiosos del país y que además era el más buscado por su discreción en estos casos. Nos vio la tía de Mía – le recordó a su madre. ¡Ya sé! – gritó su progenitora –. Cualquier cosa decimos que fuimos hacerte un chequeo por un quiste que tienes en los ovarios – le dijo mientras la abrazaba –. ¡ Y camina rápido carajo! o quieres que alguien más nos vea. Las cosas que me haces pasar – le empezó a reclamar mientras la empujaba para que le siguiera el paso.
Dos meses después, el señor Riso Patrone y el señor Benavides cenaban juntos, en la casa del primero en mención. Luego de la cena, Vincenzo sacó uno de sus mejores whiskies y se puso a ver el noticiero del canal 2 junto con el señor Benavides. Hay que apoyar más al cardenal y a los políticos que están en contra del aborto – le dijo el señor Benavides al dueño de casa, mientras encendía su Malboro – con las hijitas que tenemos y tienen nuestros amigos no podemos permitir que la ley a favor del aborto salga, ni siquiera que se discuta en el Congreso. Si pues, que se va hacer, habrá que recolectar más billete para los que estén en contra se empilen – dijo Vincenzo antes de meterse el primer trago de la noche –. Hazme acordar el próximo sábado que vamos al club para decirle a los muchachos - concluyó después que su cara manifestara su gusto por el Jack Daniels.
¡Te imaginas Enzo si el aborto se vuelve legal! – exclamó su esposa mientras le servía otro vaso de whisky –. ¡Te imaginas toda la información que pedirían en las clínicas! – dijo con un tono de angustia – y quiénes manejarían esa información, en qué manos podría caer, no quiero ni pensar que pasaría si se legaliza y nuestra hija tiene que abortar de nuevo. ¡Si se llegará a saber sería nuestro fin socialmente! – dijo mientras estaba parada viendo el noticiero.
No te preocupes – le dijo Vincenzo a su mujer – eso nunca va pasar mientras estemos nosotros. Si somos los dueños del país – dijo riéndose junto con su invitado.