¿Nos volveremos a ver?
¿Cuándo será la mañana que deje de pensar en ella? – Se preguntaba él, mientras se despertaba y caminaba al baño a orinar. Habían pasado 3 días después de la última vez que escuchó su voz. Habían pasado tres días desde ese “Olvídate de mí”.
En otras ocasiones, él hubiera estado feliz. Ella fue la que terminó todo no habían remordimientos ni culpas. Simplemente no funcionó, dar vuelta a la página y mirar otros culos. Pero esta vez era diferente, puesto que todo terminó mal. Y el futuro para ella se veía tan negro como el vaso de Coca Cola con ron, que tomaba él en las noches para tratar de hacer lo que ella le dijo: olvidarla.
Sin embargo no podía sacarla de sus pensamientos, bueno si podía, pero no quería. Si supiera que le va ir bien, que sería feliz. Si estuviera seguro que ese huevón no se va aprovechar de ella, no la va insultar o pegar otra vez – decía en voz alta mientras caminaba por su casa escuchando desde su Ipod, “Té para tres” de Soda Stereo. ¡Ella no merece ese final, ha pasado por tanta mierda! ¡Sé que todo lo hace por su hijo! ¡Carajo! ¡Piensa huevona! ¡Mereces algo mejor! – gritaba en la soledad de su casa, mientras escuchaba el solo de guitarra.
Él sabía que lo mejor era esperar. Evitarle más problemas a ella. Cuídate, cuídate – repetía en su mente. ¿Qué más puedo hacer? – se preguntaba. La culpa y preocupación llenaban su pecho y no paraban hasta llegar a su cabeza. ¿Nos volveremos a ver? – Se preguntaba. Se pregunta hasta hoy.